Henry See
SOTT
Probablemente ha oído nombrar los términos “Insiders” (N. del T.: Persona con acceso a información privilegiada en una empresa) y “Outsiders” (N. del T.: Persona ajena) en referencia a algunas personas en Washington. Los Insiders son personas que son miembros de los exclusivos del comité de expertos, organizaciones políticas, grupos de lobby, y otros grupos que influencian y deciden sobre la política. Los Outsiders son aquellos que no.
Los Insiders también son aquellos con conexiones a importantes sectores de la economía tales como las industrias del gas y del petróleo, compañías farmacéuticas, grandes conglomerados alimenticios, medios de comunicación, la secreta fraternidad Skull & Bones en Yale que cuenta entre sus miembros a George Bush y a John Kerry, y a políticos de larga data que han hecho carrera gracias al apoyo de los grupos mencionados. Y luego tenemos al infame, y de acuerdo a los medios de comunicación, no existente lobby israelí, un lobby que es tan fuerte del que ni siquiera se permite hablar.
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Los Outsiders son, bueno, personas como tú y yo. Rara vez son electos en Washington, y cuando lo son, hacen cosas “atroces” como votar de acuerdo a su conciencia y no en acorde a las líneas de los partidos, por ejemplo a los dictados de los Insiders. Luego el partido hace todo lo que puede para deshacerse de ellos, como le ha sucedido a Cynthia McKinney, demócrata de Georgia.
EL fondo de la cuestión es que los Insiders tienen poder político y económico, y los Outsiders no.
Aquellos que están afuera, la vasta mayoría de la ciudadanía, ha sido eficientemente removida del poder. Nuestra voz democrática se resume a votar de vez en cuando y luego se espera que nos callemos la boca hasta tener el privilegio de votar nuevamente. Nuestros representantes van a Washington donde beben, comen y son financiados por personas y grupos cuyos intereses son económicos, políticos, y militares, pero ciertamente no humanitarios. Las personas que elegimos para representar nuestros intereses envían dinero a sus regiones o ciudades de vez en cuando, especialmente previo a una elección, pero no puede decirse que representan nuestros intereses en un sentido fundamental.
Lo mencionado ni siquiera toma en cuenta los distritos votantes manipulados por “Gerrymandering” (N. del T.: construcción o trazado de distritos electorales que, en forma sesgada e intencional, busca favorecer la representación de un partido), el relleno de la intención de voto, o el uso de máquinas de votación sin papel que pueden ser fácilmente hackeadas para arrojar los resultados que dictan los de arriba.
Y aunque el ejemplo dado sea el de EEUU, la situación no varía mucho en otros lugares.
Entonces admitamos lo obvio. Nosotros, las personas, los Outsiders, no tenemos voz en un gobierno que declara ser el más libre y democrático del mundo. Ese gobierno, supuestamente nuestro gobierno, representa a los intereses de los Insiders. La constitución estadounidense, estandarte de nuestros derechos y libertades, ha sido arrojada a la basura. Bush la ve como algo pintoresco de un tiempo pasado, de aquellos días previos a que el gobierno lanzara la “Guerra contra el terror”, una Guerra dirigida contra sus propios habitantes.
Entonces los Outsiders, tu y yo, nos encontramos observando en estado de horror y choque mientras los valores son cada vez más ignorados, burlados, e incluso reescritos en un tipo de doble discurso orwelliano cuyos significados han sido modificados bajo las mismas formas. Piense en la noción de gobierno democrático. La separación tripartita de poderes entre el administrativo, el legislativo, y las cortes todavía existe. Solo en los papeles. El Congreso continúa con el negocio. Están los Bush firmando órdenes que efectivamente anulan las normas que pasan por el Congreso, ¿pero quien habla de eso en los medios de comunicación? Todavía tenemos elecciones. La corte suprema firma las normas. En la superficie, todo parece como siempre ha sido.
Pero tú sabes que bajo esa reluciente superficie, llevadas al salón de tu hogar por Fox News, las cosas han cambiado dramáticamente.
Esta transformación no sucedió por casualidad; no fue descuidada ni aleatoria. Fue la culminación de un proceso en marcha. El proceso se denomina “ponerización”, que significa la infección de grupos de individuos por la maldad, de la palabra griega poneros.
Mientras puede sonar como una declaración moralista o incluso religiosa, te sorprendería saber que es un término científico propio de la psicología. Es posible describir objetiva y críticamente la infección de individuos y grupos utilizando conocimientos provenientes del estudio psicológico sobre personas patológicas. Ciertas ramas de la psicología permiten diagnosticar los distorsionados modos de pensamiento ocasionados por daños cerebrales, ya sea por daño genético o como resultado de un accidente, o de la educación. Por ejemplo, algunas lesiones en el cerebro pueden afectar la habilidad de pensar y sentir en una persona, dejándola con una reducida capacidad emocional o intelectual. Si una persona recibe un choque o trauma cerebral en ciertos momentos mientras el cerebro está en formación, sea durante el nacimiento o en la niñez, deja una pequeña parte del cerebro inutilizado para hacer su trabajo, el cerebro se reconecta a si mismo y delega la tarea a otro sector. Sin embargo, el sector de reemplazo es incapaz de ser refinado y sutil en su capacidad para llevar a cabo la tarea, y por lo tanto las emociones pueden no ser experimentadas en su totalidad o la habilidad de pensar puede ser entorpecida.
Algunos individuos, incluso nacen sin la habilidad de sentir empatía por otros seres humanos, quiere decir, que son incapaces de ponerse en los zapatos del otro, incapaces de sentir lo que otra persona siente o pensar lo que otra persona piensa. Son incapaces de salirse de si mismos. Estas personas caminan, viven, y trabajan junto a nosotros, y de acuerdo a un creciente cuerpo de investigación, desatan más caos que el resto de la humanidad en su conjunto. Investigaciones en el campo sugiere que la mayoría de los actos que tú y yo definiríamos como “malos” o “malvados”, es decir, violencia física o psicológica contra otras personas, son llevados a cabo por individuos que serían clínicamente diagnosticados como patológicos.
Tú debes haber tenido alguno como jefe o como colega de trabajo. O quizás has tenido una relación con alguno. Este individuo mentiría y apuñalaría por detrás, provocaría y negaría asumir responsabilidad ante cualquiera de sus acciones. También sería la persona más cautivadora que jamás hayas conocido, cautivándote a que des tus pantalones o el dinero de tu cuenta bancaria.
Estos individuos creen que las reglas no se aplican a ellos, que todo vale para conseguir lo que quieren. Su principal papel es el de depredador, y nos ven a nosotros, los Outsiders, como sus presas.
Ahora imagínate el resultado cuando tales individuos alcanzan posiciones de poder, sea en el gobierno, en los negocios, en las leyes, en la policía, en el sistema educativo, en los medios de comunicación, o en cualquier otra institución que tenga cierta forma de control sobre nuestras vidas. Imagínate a los EEUU siendo manejada por personas como estas, personas sin conciencia.
¿Se vería diferente a lo que es EEUU hoy?
¿Quienes son los Insiders realmente?
El primer punto a notar acerca de los Insiders es que mientras predican todos los valores que pensamos que representan a Estados Unidos, o cualquier otro país que gobiernen, no practican ninguno de ellos. Utilizan las palabras para engañar y manipular, presentando una imagen que puede ser utilizada para obtener apoyo y poder y así conseguir sus metas para nada buenas. Los grandes medios de comunicación son la herramienta principal en donde la manipulación tiene lugar. Los Insiders son desviados. Con esto me refiero a que su manera de percibir el mundo y su lugar en él es desviada con respecto a como la mayoría de los humanos perciben al mundo. Y aún así este pequeño grupo es el que está en posición de dictar valores, estándares, y la futura dirección de la sociedad para el resto de nosotros.
Observemos a Bush, por favor. Nació en una familia con dinero y poder. Su abuelo, Prescott Bush, era parte del establecimiento monetario occidental. La empresa de inversiones de Prescott Bush otorgó ayuda financiera a Hitler y al partido Nazi en Alemania. George Bush padre pasó tiempo en la CIA, escaló a la vicepresidencia de Reagan, y luego tuvo sus cuatro años como presidente. Es miembro del Grupo Carlyle, una gran empresa de inversiones involucrada en la venta de armas, petróleo, productos para la salud, y falsea información en los medios de comunicación.
Obviamente, estas conexiones familiares ayudaron a George W: lo ayudaron cuando estuvo ausente sin licencia durante su carrera en la Guardia Nacional, lo ayudaron cuando sus compañías quebraron, lo ayudaron con su franquicia de béisbol, y lo ayudaron a convertirse en presidente. Aquí podemos apuntar un segundo aspecto acerca de los Insiders: es más que una colección de individuos; es un sistema y una red funcionando en conjunto para que sus objetivos sean alcanzados. Si George W. Bush es presidente no es porque simplemente quería ser presidente; hay muchas personas que aspiran a esa oficina. Si es presidente, es porque la red de Insiders lo quería de esa manera. Fue elegido. Es el hombre que da la cara, el títere, la imagen para consumo público, el “José” de todos los días, un tipo como tú y yo que enmascara a la bestia depredadora que mueve los hilos.
Los individuos que fomentan este sistema comparten las mismas perspectivas de vida. Algunos de estos elementos en común incluyen las siguientes ideas:
- El poder es importante.
- El dinero es importante.
- Está bien imponer la voluntad de uno para alcanzar objetivos.
- El fin justifica los medios.
- La realidad es lo que ellos dicen que es.
Si observas estos puntos, verás que la asistencia a los demás no forma parte del cuadro. Una de las cosas que estas ideas comparten es la falta de conciencia. Tratar a los demás humanos con respeto y dignidad es menos importante que obtener dinero y poder, y si la gente tiene que sufrir para conseguirlo, que así sea. Piensa en las vidas que fueron arruinadas por Enron. Piensa en los cientos de miles de iraquíes que han muerto, y los millones más cuyas vidas han sido arruinadas. Piensa en la gente de Nueva Orleáns y Costa del Golfo que nunca volverán a ver sus tierras gracias a la proliferación de organizadas estafas inmobiliarias.
Para estos individuos las ganancias del sufrimiento, de las necesidades del otro, nunca tienen más peso que sus propios deseos.
Conciencia
La psicóloga Martha Stout, en su sobresaliente libro “The Sociopath Next Door”, escribe lo siguiente sobre la conciencia:
“Psicológicamente hablando, conciencia es un sentido de obligación, en última instancia, basado en el afecto emocional hacia otra criatura viviente (no siempre otro ser humano), o hacia un grupo de seres humanos, o incluso en algunos casos hacia la humanidad como un todo”.
Entonces la conciencia, que actúa como guía para nuestras acciones e interacciones en el mundo, está íntimamente conectada a nuestras relaciones con los demás y con el mundo. Pero si alguien es incapaz de sentir empatía, si esa persona es incapaz de sentir el dolor del otro, ¿como pueden forjar un afecto emocional con cualquier otra persona? Si las emociones están bloqueadas, los efectos emocionales de sus acciones sobre otros nunca se cristalizarán. Si las emociones están tan bloqueadas que no pueden ser movilizados emocionalmente por ningún otro individuo, sin sentir amor profundo o incluso sufrimiento emocional, ¿como aprenderán a respetar los sentimientos de los demás? Si alguien está completamente atrapado en perseguir sus propios deseos al punto que los demás solo sirven como instrumentos para servir tal fin ¿como pueden desarrollar una conciencia? En los ejemplos enumerados más arriba sobre la visión del mundo de los Insiders, no existe preocupación por los demás, al menos por aquellos fuera del círculo. El resto de nosotros simplemente existe como una fuerza de trabajo, baterías de las cuales se succiona la energía para suplir las necesidades de los poderosos, parafraseando a la película The Matrix.
La psicología tiene un nombre para aquellos sin conciencia. Se llaman Psicópatas.
Cuando observamos la información que tenemos a mano, solo podemos concluir que estamos gobernados por psicópatas (1). El sistema Insider, una denominación bastante inocua para lo que realmente está sucediendo, es un sistema de individuos sin conciencia, de nacimiento o debido a eventos que pueden haber bloqueado o cancelado la chispa de conciencia que haya tenido en algún momento. Tal sistema es conocido como Patocracia, un gobierno de individuos, que si fueran clínicamente diagnosticados, serían definidos como psicológicamente desviados. Son incapaces de pensar y sentir como lo hace el resto de nosotros, es decir, de la forma en que las personas con conciencia piensan y sienten. No tienen capacidad de formar lazos empáticos con otros. Incluso consideran que las profundas emociones experimentadas por las personas de conciencia son un obstáculo para seguir adelante. Es ese instinto despiadado y criminal lo que mejor resume al Insider.
Estos individuos, que sufren de varias formas de patologías, conforman un pequeño porcentaje de la población, de entre el 4 y 6 por ciento. Sin embargo, tienen el poder.
La próxima vez que observes las noticias de Washington y no puedas creer lo que escuchas, que tus representantes vengan con tales ideas, que puedan ser tan crueles para con la vida humana y el sufrimiento, sea en Irak o Nueva Orleáns, considera la posibilidad de que sea porque los Insiders padecen una enfermedad: son incapaces de empatizar, no tienen conciencia y sufren de problemas psicológicos que podrían y deberían ser diagnosticados. Deberían ser removidos como líderes de la sociedad porque sus valores básicos y experiencia sobre el mundo no tienen nada en común con las personas que se supone deben representar, es decir, el 94% de la población.
El problema del liderazgo patológico es el problema político fundamental de nuestra era. No es coincidencia que nos de la impresión de que la sociedad está enferma. ¿Como puede ser de otra manera si aquellos que definen a la sociedad están enfermos?
Notas
(1) El actual sistema incluye a personas que sufren de una variedad de problemas psicológicos: paranoia, narcisismo, etc. No todos son psicópatas. Cada patología tiene su lugar en el sistema. También existe cierta porción del público cuya conciencia no se ha desarrollado, y que cae bajo el encanto y la demagogia de ciertos patócratas y sus medios. Los detalles de este sistema se discuten en gran detalle en el libro Ponerología Política por el psicólogo Andrew Lobaczewski.
sábado, 15 de septiembre de 2007
Insiders y Outsiders en Washington
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