sábado, 28 de julio de 2007

Lo que aprendí de Bush

Fotos de Clonny / 02-11-2005



Esta pancarta la llevó una niña en noviembre del 2005 a una manifestación contra la guerra de Irak, y dice:

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Lo que aprendí de Bush:
1. La mentira está BIEN.
2. El engaño está BIEN.
3. La tortura está BIEN.
4. Negar los derechos humanos está BIEN.
5. Descuidar a los pobres está BIEN.
6. Ser un hipócrita religioso está BIEN.
7. La matanza está BIEN.
8. La incompetencia está BIEN.
9. El clientelismo está BIEN.

What I learned from BUSH
1. Lying is O.K.
2. Cheating is O.K.
3. Torture is O.K.
4. Taking people's rights is O.K.
5. Neglecting the poor is O.K.
6. Being a religious hypocrite is O.K.
7. Killing is O.K.
8. Incompetence is O.K.
9. Cronyism is O.K.


¡Cuánta razón tiene esta niña! La patocracia no sólo actúa de esas formas, sino que intenta que las personas normales aprendan que esas son las maneras adecuadas de actuar en una sociedad. A esta degeneración moral se le llama ponerización y es un proceso complejo, el cual podemos evitar conociendo qué hay en la mente y, por lo tanto, cómo actúan los psicópatas.

Veamos en forma muy general de qué se trata esta ponerización, del libro de Andrew M. Lobaczewski:

La patocracia lo paraliza todo progresivamente

La gente razonable debe desarrollar un nivel de paciencia más allá del alcance de cualquiera que viva en un sistema normal de hombres, sólo para poder explicar qué hacer y cómo hacerlo a alguien psicológicamente anormal, torpe y mediocre. Esta pedagogía especial requiere de un buen tiempo y esfuerzo, pero de lo contrario no sería posible mantener condiciones de vida tolerables y logros necesarios en el área económica ni en la vida intelectual de una sociedad. Sin embargo, la patocracia se inmiscuye progresivamente en cada lugar y lo entorpece todo.

Aquellas personas que en un comienzo encontraban atractiva a la ideología original, pasan a darse cuenta eventualmente de que en verdad están tratando con otra cosa.

Este desencanto que experimentan tales adherentes ideológicos de antes es amargo al extremo.

Los intentos de la minoría patológica por retener el poder estarán por lo tanto siempre amenazados por la sociedad de gente normal cuya crítica continúa creciendo. Por un lado, se debe emplear absolutamente cualquiera de los métodos de terror y de las políticas de exterminación en contra de los individuos conocidos por sus sentimientos patrióticos y su entrenamiento militar; por el otro, también se emplean actividades específicas de “adoctrinamiento” tales como las que hemos presentado. Individuos carentes del sentimiento natural de estar ligados a la sociedad se vuelven irremplazables en cualquiera de estas actividades. Una vez más, el primer plano debe ser ocupado por casos de psicopatía de base, seguidos de aquellos con anomalías similares, y finalmente de gente alienada de la sociedad en cuestión como resultado de diferencias raciales o nacionales.

El fenómeno de la patocracia madura durante este período: se construye un sistema de adoctrinamiento extensivo y activo, con una ideología adecuadamente restaurada que constituye el vehículo del caballo de Troya para el proceso de patologización del pensamiento de individuos y de la sociedad. El propósito nunca se admite: forzar mentes humanas para incorporar métodos experimentales patológicos y modelos de pensamiento, y consecuentemente aceptar dicho mandato. […]

Durante el shock inicial, el sentimiento de vínculos sociales se va debilitando; sin embargo, luego de que ha sido sobrevivido, la mayoría aplastante de la gente manifiesta su propio fenómeno de inmunización psicológica. Simultáneamente, la sociedad comienza a reunir conocimiento práctico sobre esta nueva realidad y sus propiedades psicológicas. Poco a poco la sociedad aprende a percibir los puntos débiles de tal sistema y utiliza las posibilidades de un orden más conveniente en sus vidas. Comienzan a aconsejarse mutuamente sobre estos temas, regenerando de ese modo lentamente los sentimientos de vínculos sociales y la confianza recíproca. Un nuevo fenómeno ocurre: la separación entre los patócratas y la sociedad de gente normal. Los últimos corren con ventaja en lo que se refiere al talento, las habilidades profesionales, y el sentido común sano. Por consecuente, tienen algunas cartas en sus manos. Finalmente la patocracia se da cuenta de que debe encontrar algún tipo de “modo de vivir” o de relacionarse con la mayoría de la sociedad: “Después de todo, alguien tiene que trabajar para nosotros.” […]

La Gente Normal Bajo el Dominio Patocrático

Tal como fue alegado anteriormente, en una patocracia bien desarrollada esta anomalía distinguida como psicopatía de base inspira al fenómeno en general… El mundo patocrático – el mundo de egoísmo y terror patológicos - es tan difícil de entender para las personas que se criaron fuera del alcance de este fenómeno que por lo general manifiestan una inocencia infantil, aunque hayan estudiado la psicopatología y que sean psicólogos de profesión.

Si una persona con un sustrato instintivo normal y una inteligencia básica ya ha escuchado hablar y leído acerca de tal sistema de dominio de la autocracia despiadada “basada en una ideología fanática,” siente que ya se ha hecho una opinión sobre el tema. Sin embargo, la confrontación directa con el fenómeno hace que se sienta indefenso intelectualmente. Todas sus ideas imaginativas previas resultan ser virtualmente inútiles; no explican casi nada. Esto provoca una sensación molesta de que él/ella y la sociedad en la que fue educado eran bastante inocentes…

Una de las diferencias observadas entre la persona normalmente resistente y alguien que ha sufrido una transpersonificación, es que la primera está mejor capacitada para sobrevivir en este vacío cognitivo desintegrante, mientras que la segunda llena ese vacío con material de propaganda patológica y sin los controles suficientes.

Cuando la mente humana entra en contacto con esta nueva realidad tan diferente de cualquier experiencia con que se haya topado una persona criada en una sociedad dominada por gente normal, libera síntomas de un shock psicofisiológico en el cerebro humano con un tonus mayor de inhibición de la corteza cerebral y con una represión de los sentimientos, que luego a veces pueden brotar descontroladamente. La mente humana funciona más despacio y con menos vivacidad, dado que los mecanismos asociativos se han vuelto ineficaces. Sobre todo cuando una persona está en contacto directo con representantes directos del nuevo gobierno, que usan su experiencia específica para poder traumatizar las mentes de los “otros” con sus propias personalidades, su mente sucumbe a un estado de catatonia a corto plazo. Las técnicas humillantes y arrogantes de esos representantes, sus paramoralizaciones brutales, entorpecen los procesos de pensamiento y las capacidades de autodefensa de la persona normal, y los métodos de experiencia divergentes que esto sujetos utilizan se fijan en su mente. …

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